Ya estoy en casa ¡Que alegría!, estoy impaciente por que Sonia me deje en el suelo. Y ahí está, Me ha soltado en el centro del comedor. Todo es inmenso.
Aún camino con dificultad, pero imagino que es cuestión de tiempo que me adapte, Sonia no deja de vigilarme y cuando ve que voy a toparme con algo me vuelve a cojer y me cambia de sitio, pero sigo erre que erre por que me llegan olores que quiero investigar.
La mayoria vienen de las alturas, imagino que algún día seré lo suficientemente grande para llegar hasta ellos.
De una habitación detecto olor a comida, yo como siempre con hambre, parece que Marta está dentro cocinando. Voy a ver.
Que bien huele, hay un arcón inmenso que cuando Marta lo abre no deja de desprender una mezcla de sabores impresionante, es curioso por que sale frío de dentro. Sonia me vuelve a llevar al comedor, dice algo de que no moleste.
Beto se acerca a olerme, yo me pongo panza arriba y le lanzo mis patitas para jugar con el, por lo visto prefiere dedicarse a otras cosas y se marcha por donde ha venido.
Jesús viene a acariciarme, yo le muerdo suavemente los dedos para ver si quiere jugar conmigo. Al parecer se marcha a algo llamado trabajo, con lo bien que se está en casa.
Sonia también tiene que irse, me vuelve a dejar en la caja no sin antes decirme que me porte bien, que vuelve pronto. Ya lo estoy deseando.
